lunes, 26 de mayo de 2008

Prefiero no pensar

Hoy prefiero no pensar.

Me entretiene más

la liviandad.


¡Oh pecado pecaminoso

el de mi generación!

Dejarse vagar

en la superficialidad

de vacíos pensamientos.


Hay una diferencia entre

recorrer la estructura

hasta lograr escapar

en un punto de fuga.

Y caer en un punto

en el que todo se fuga,

Incluso yo.


Y la modernidad

que ya no es moderna.

Y la posmodernidad

que no es la modernidad,

ni es moderna.

Que no es el futuro

porque es ahora.

Y no es el presente

porque fue ayer.


¡Menos mal que de chico

me enseñaron a nadar!

¿Cómo hace el que no sabe

para vivir en la fluidez?


Mantenerse a flote

navegando de hipervínculo en hipervínculo

hasta encontrar un sitio,

al menos uno,

en el que se es bienvenido.

O el propio,

e invitar amigos.


¿Para qué seguir preguntándome quién soy?

Hoy puedo ser quien quiera.

Y llamarme Juan23,

Felipe15 o Napoleón3ero.


Hoy quiero ser el Che

en mi propio blog

donde subo

la última publicidad de Coca Cola

y muestro mi sentimiento

de eterna soledad.


Definitivamente,

¡Hoy prefiero no pensar!


La facultad.

El trabajo.

Mis padres.

Mis viejos,

más viejos.

Mis amigos.

Mi novia.

Mi conciencia

y su inconciecia.

Mi responsabilidad.


Lo sólido

que se desvanece en el aire.

Lo fluido que se hace aire

si se evaporiza.

Que se hace sólido

si se endurece.


Yo que tengo que ser yo

y tantos otros.

Y ninguno.

Y me desvanezco en el aire,

y en lo fluido


Prefiero no pensar.

Vivir en la liviandad.

Desvanecerme en el aire.

En la supeficialidad de mis pensamientos

repletos de vacío.

Los míos.

Los de mi generación.


Hoy prefiero no pensar.

Pero mis pensamientos

no me dejan tranquilo.