lunes, 2 de agosto de 2010

¿Qué hay de transformador en la participación?

“¿Qué hay de transformador en la participación?
¿Cómo logra la participación y el involucramiento hacer, por un lado, que el aprendizaje sea mayor, más rico, más reflexivo, a la vez que corre el objetivo de la nota y la calificación para dejar ver lo que uno sabe hacer, y lo que aprendió?”

La participación es algo que me marca desde hace años. Desde mis épocas en la Fundación Iniciativa, del Seminario de Participación y Liderazgo, la Fundación Vivero Rosario. Desde antes muy probablemente también. Porque siempre fui inquieto, metido, curioso. Y después de esas experiencias seguí del mismo modo involucrado con el “ser participe de algo”. Ser actor, como bien lo define @eugess. Siempre fui de participar mucho en las clases del colegio, pero sobre todo de la facultad, porque de lo contrario me aburría, me sentía al margen. Y hoy más que nunca soy participe de mi vida laboral con dos (mínimo dos) proyectos personales.

La experiencia de la Jornada Intercátedras y nuestras reflexiones sobre las experiencias con el #edupunk me llevaron a retomar esas dos preguntas que me habían quedado pendientes, anotadas en un Word, disparadas por mi relectura de las twittnarias de los últimos 3 “teóricos” del primer cuatrimestre de #digicom.

¿Qué hay de transformador en la participación? Todo.
Todo, porque la participación nos obliga a “poner el cuerpo” como tanto nos gusta decir últimamente. Y en ese poner el cuerpo con otros, junto a otros, frente a otros, nos volvemos parte de un cuerpo mayor. La participación vuelve acto las potencias, nuestras potencias, nuestros potenciales. Es en la participación donde ponemos a prueba nuestras capacidades, nuestros conocimientos previos, adquiridos, aprehendidos. Es en la participación en dónde interactuamos y nos involucramos con otros, con sus conocimientos previos. Y es en la participación y en la interacción en donde aprendemos a ser parte de ese colectivo, a ser y hacer con otros y sus conocimientos, potenciándolos, siendo potenciados (“1+1=2y1/2 “decía la premisa fundamental de la Fundación Iniciativa).

La participación no es ni más ni menos que acción, pasar a la acción, ser acto (parte de un acto). La participación nos lleva a ejecutar el libreto (si es que hay libreto), a volverlo un manuscrito previo, un borrador, un esbozo de lo que es el acto, la obra, algo que propone diálogos y líneas más que ataduras (mejor aún si en realidad lo pensamos como sketchs de improvisación en base a algunos lineamientos, al mejor estilo digicom). La participación hace que los diálogos (¿los conceptos?) se vuelvan reales, verdaderos, separándose del guión y fluyendo hacia donde nos lleva el escenario, la escena, el público, el contexto (como si fueramos parte de un flashmov).

Ser participe. Ser parte. Estar involucrado en un proceso con otros. Ser con. Ser en. “Ser con el otro, compartir, afectarnos, potenciarnos con las dudas, las inquietudes, las soluciones y los problemas, “yo soy con el otro” y “soy porque el otro dice que soy”. No es hazlo por tu mismo, sino hazlo con otros.” Dicen @vanemaz y @eugess.

Hoy soy parte (cada día más orgulloso) de #digicom. Ayer fui parte de Iniciativa. Y por alguna extraña razón no puedo dejar de pensar en ese paralelismo.

Iniciativa, con mis apenas 15 años me movilizó de tal forma que me hizo convencerme de que era posible cambiar el mundo. Que era posible mejorar. Que simplemente había que tomar la iniciativa, participar, y a quien se animara, liderar ese cambio. Y lo intenté de muchas maneras, con varios proyectos. Y eso caló profundo en mis huesos, en mi ADN como dijeron en un comentario al Post de un ex Iniciativa.
Y yo también comenté en ese post: “Hace unos días le dije a mi socio que ya había quedado lejos mi “etapa de idealista”. Un tanto nostálgico, como tu post, le expliqué sobre mis días en la fundación, en el semi; sobre mis ganas de “cambiar el mundo”(…) La realidad me fue golpeando de a poco, metiéndome en la rutina, y fui callando un poco mi voz de protesta, mis ganas de hacer. Por eso la nostalgia. Pero no solo es nostalgia, es también un poco de bronca conmigo mismo. Porque no hice, porque no hago nada. Pero como vos bien decís los años y las responsabilidades te van imponiendo otras prioridades. Y uno aprende a hacer a un lado los ideales. No quiere decir que no haga lo que me gusta, muy por el contrario. Ni quiere decir que de una forma o la otra no intente ayudar a otros. Pero tal vez el haber sido parte de algo más grande que yo y mis allegados hace que eso que hago tenga sabor a poco.” Por Iniciativa quise cambiar el mundo. Pero no llegué. Y me fui quedando sin baterías en el camino. Fui cambiando idealismo por individualismo.

Sin embargo digicom, las Jornadas Intercátedras, el Aula Expandida y #edupunk volvieron a despertar algo en mí que viene queriendo hacerse escuchar en mi conciencia desde que descubrí el grupo de Iniciativa: Ese idealismo. Ese formar parte de algo más grande. Ese ser parte. La participación. Mi participación.

No quiero cambiar el mundo esta vez. Pero si quiero ser parte de esos cambios infinestimales que tan bien definió @MdlT.
Que el mundo se cambie solo.

#edupunk changing education one pixel, one bit, one twitt, at a time.